Muchas personas sueñan con algo especial en sus vidas. Muchas de vosotras y muchos de vosotros habéis soñado con correr 42.195 metros y llegar a meta con la cabeza alta. Muchos de vosotros y de vosotras habéis soñado con alcanzar la cumbre de una montaña, realizar un gran viaje, terminar unos estudios, tener grandes momentos de felicidad, vivir con la persona amada, ayudar a las personas que pasan por malos momentos.

Vivimos una época marcada por la corrupción, probablemente en el pasado la hubo y más, pero se carecía de medios para conocerla. Era una época opaca, con falta de las mínimas libertades.

Ahora se vive de otro modo y en otro mundo con intereses brutales por parte de los más poderosos pues poseen medios para comprar cadenas privadas de televisión, emisoras de radio, periódicos, jueces, policías y no hace falta señalar más. Los pobres no tienen prensa, no tienen jueces.

En el deporte también hay ricos y super-ricos, y pobres, y super-pobres. El otro día se jugó un partido de futbol entre el Real Madrid y el Athlétic Club de Bilbao. En el primer equipo jugaron dos españoles, en el segundo once vascos. El primer es el club más poderoso del planeta. El segundo está considerado como un caso único en el mundo por proteger a los jóvenes futbolistas de su tierra, ello ha hecho de este club un enorme símbolo identitario, admirado, la autenticidad de este vínculo es su gran fortaleza.

Volvamos al pan de cada día. Muchas veces para lograr los sueños es necesario que la sociedad en la que vivimos nos permita disputar la carrera de la vida recorriendo todos y todas la misma distancia y con los mismo obstáculos.

Deseo que todas las personas que leáis este techo alcancéis vuestro sueños y que hagáis posible que las personas de vuestro entorno lo hagan también.

Ya sé que pido la luna, pero es mi sueño. Un día de joven soñé con ser corredor y lo fui y lo soy. Hace 50 años soñé con una chica y el sueño continua.